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domingo, 8 de mayo de 2011

28ºNadie te puso la piel como yo.

Llega un momento en el que resulta tan complicado explicar lo que palabras lo que sientes por dentro, pero es esa necesidad de gritarlo al viento y no poder hacerlo que comienzas a escribir por inercia. Son estos instantes los que hacen que la vida tenga un poco de sentido. Son estos instantes por los que cada día merece la pena levantarse y luchar por ellos. Momentos que vives, disfrutas, en los que te ilusiones, te encariñas. Momentos en los que quieres, en los que odias. Momentos en los que ríes, eres feliz, eres tú. Son segundos, minutos, horas que pasan fugaces por nuestra vida pero que quedan ahí, por siempre grabados, por el simple hecho de que por ese mínimo tiempo en el que sucedió eres feliz hoy. Puedo decir que contigo viví lo mejor y son momentos que nunca podré compartir con nadie. Me enseñaste que una estrella puede convertirse en nuestra estrella, ¿recuerdas? Tú y yo, un verano perdidos en el medio de la nada, con la brisa... Recuerda por un instante. ¿Y el primer beso? ¿O la primera caricia? ¿Y nuestra primera vez? Nada ni nadie podrá reemplazar todo aquello que compartimos juntos por el mero hecho de que son instantes nuestros construidos a partir de lo que un día fue todo. Y si alguien intenta repetir un momento así, se quedará en el intento porque es imposible que alguien me haga sentir como tú sabes. Porque han pasado dos años y sigues agitando mis nervios con una simple mirada. Porque aunque pase el tiempo y siga pasando sigues siendo el primer y el último pensamiento. Porque a día de hoy aún arriesgaría todo por ti. Porque al estar contigo comprobé que nada es imposible. Porque contigo aprendí a luchar por lo que de verdad quiero. Porque cuando te vas y no vuelves siento una presión en el pecho que me ahoga, que asfixia, es echarte de menos. Y es que fuiste tú quien me regaló una estrella en una noche de verano. Fuiste tú con el que me perdí en medio de la nada. Fuiste tú quien me enseñó cada recodo de tu cuerpo. Fuiste tú el que supo darme lo que nadie me dio. Fuiste tú quien un día me dijo "te quiero". Fuiste tú quien acariciaba mi cuerpo mientras nos miraba la luna... Fuiste tú y sigues siendo la razón por la que día a día te extraño, que desearía poder tenerte entre mis brazos, despertarme con un "buenos días, princesa", pasear de tu mano sin miedo... Simplemente me encantaría que me quisieras como yo te quiero.


3 comentarios:

  1. Es tuyo el texto?Escribes bien.Yo si lo intentará no saldría nada ni la mitad de bueno
    un beso

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  2. Muchas gracias Anónimo, seas quien seas, tu comentario es bien recibido :)

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